¿Jesús es un Rey? ¿De que reino?

Porqué JESÚS ES REY?

Tu, oh Cristo, eres rey; tu poder es eterno.


Jesús recibió el poder el honor y la dignidad real, para que todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieran. Su poder es eterno, no se acaba jamás, y Él no dejará  nunca de ser rey (Dn 7, 13-14).


Él nos ama, y nos libró de nuestros pecados con su sangre, e hizo de nosotros un reino, sacerdotes para Dios, su Padre. A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


¡Miren! Él viene entre las nubes y todos lo verán, aun aquellos que lo habían traspasado.
 Por él se golpearán el pecho todas las razas de la tierra. Sí, así será. Amén.
Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso. (Ap 1, 5-8)



Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo,
los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos.

Pero mi realeza no es de aquí». Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey?».
Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
El que es de la verdad, escucha mi voz». (Jn 18, 36-37)

Cristo debe ser el Rey de cada uno de nosotros, abramos nuestro corazón a su Santo Espíritu, a su Palabra. Y dejemos que su reinado de amor, justicia y servicio se de a través de nosotros.

El vendrá al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos; en la parusia, consultemos Mateo 25, 31-46

Jesús reinará en nosotros si nos decidimos a conocerlo a través de la lectura y la meditación de su Palabra, la oración, participando de una vida de sacramentos, cumpliendo los mandamientos.

Imitando a Cristo, estamos llamados a extender su reinado a todos los hombres.

VENGA TU REINO
El reino de Dios que está dentro de nosotros llegará, con nuestra cooperación, a su plena perfección cuando se realice lo que dice el Apóstol, esto es, cuando Cristo, una vez sometidos a él todos sus enemigos, entregue el reino a Dios Padre, para que Dios sea todo en todo. Por esto, rogando incesantemente ......ver más