La muerte prematura del justo, Sab 4, 7-17

Sabiduría 4, 7-17       Aquí la palabras claves son  JUSTO y RETRIBUCIÓN,  Entonces quien es JUSTO? (al final del texto encuentra el comentario)

#Inmaculadocorazóndemaría #hizomasfuertemife

Es el Señor que nos llama a estar preparados, porque el día y la hora en que vendrá no la sabemos....de click7 El justo, aunque tenga un fin prematuro, gozará del reposo.
8 La vejez honorable no consiste en vivir mucho tiempo ni se mide por el número de años:
9 los cabellos blancos del hombre son la prudencia, y la edad madura, una vida intachable.
10 Porque se hizo agradable a Dios, el justo fue amado por él, y como vivía entre los pecadores, fue trasladado de este mundo.

11 Fue arrebatado para que la maldad no pervirtiera su inteligencia ni el engaño sedujera su alma.
12 Porque el atractivo del mal oscurece el bien y el torbellino de la pasión altera una mente sin malicia.
13 Llegado a la perfección en poco tiempo, alcanzó la plenitud de una larga vida.
14 Su alma era agradable al Señor, por eso, él se apresuró a sacarlo de en medio de la maldad. La gente ve esto y no lo comprende; ni siquiera se les pasa por la mente
15 que los elegidos del Señor encuentran gracia y misericordia, y que él interviene en favor de sus santos.
16 El justo que muere condena a los impíos que viven, y una juventud que alcanza pronto la perfección reprueba la larga vejez del injusto.
17 Ellos verán el fin del sabio, pero no comprenderán los designios del Señor sobre él ni porque lo ha puesto en lugar seguro;
18 lo verán y sentirán desprecio, pero el Señor se reirá de ellos.
19 Después se convertirán en un cadáver infame, objeto de oprobio eterno entre los muertos. El Señor los precipitará de cabeza, sin que puedan hablar, los arrancará de sus cimientos, y serán completamente exterminados: quedarán sumidos en el dolor, y desaparecerá hasta su recuerdo.


COMENTARIO (Profesores de Salamanca)

Mueren prematuramente los justos.  Ciertamente, pero la tal muerte, lejos de ser una desgracia para ellos, viene a ser un beneficio. Lo demuestra el autor sagrado con tres consideraciones:

 En primer lugar, la muerte libra a los justos de los trabajos y persecuciones a que son sometidos en esta vida y les introduce en una vida feliz, llena de paz, junto a Dios4. Por lo demás, lo que hace honorable una vejez no es el gran número de años, sino la prudencia con que ha sabido conducirse en la vida y la práctica de la virtud. Aquel, por tanto, que durante una vida corta ha cumplido con perfección admirable la ley de Dios, aunque muera prematuramente, puede ser anciano en la virtud y digno de estima y veneración. La Iglesia ha colocado en los altares a santos como Santa Inés, que da su vida por Cristo cuando comenzaba su adolescencía 5, y a Santo Domingo Savio, que escala cumbres de la santidad a los quince años. Los mismos paganos opinaban de esta manera: “Nadie ha vivido demasiado poco - escribe Cicerón - si ha finalizado plenamente en sí mismo la perfección de la virtud.”9

Otra de las razones por las que Dios permite la muerte prematura de los justos es librarlo de incurrir en la maldad y corrupción que le rodea (v. 11-12). El autor comienza aludiendo al caso de Henoc, como indica la correspondencia de las expresiones que emplea con las del Génesis7, el cual vivió una vida corta en comparación con la de los otros patriarcas, pero rica en virtud, si bien el autor sagrado habla aquí del justo en general que vive cortos años sobre la tierra. Dios, que lo ama, lo traslada - eso es para él la muerte, el paso de una vida a la otra - a la eternidad para que la impiedad que reina en el mundo no extravíe su alma. En un ambiente corrompido y corruptor, los malos ejemplos y los placeres de la carne pueden arrastrar al mal. Este tiene una fuerza inmensa sobre nosotros cuando tiene como aliado a la concupiscencia, cuyo vértigo, como confirma la experiencia, zarandea y hace sucumbir a espíritus fuertes. No falta cuando el mal se presenta envuelto bajo la capa de bien, y entonces su poder de seducción puede fascinar a los incautos. De este texto se sirven los teólogos para atribuir a Dios el conocimiento de los futuribles, es decir, de los sucesos que hubieren tenido lugar de haberse verificado una condición que de hecho no se verificó. Los comentaristas citan a este propósito un precioso testimonio de Bossuet: “Dios prolonga la vida o la abrevia según los designios que ha formado desde toda la eternidad acerca de la salvación de los hombres; así es por efecto de una predestinación gratuita por lo que conserva la vida de un niño y trunca los días de otro, haciendo, por lo mismo, que uno reciba el bautismo, mientras el otro queda privado de él, o que uno muera en estado de gracia, sin que la malicia haya podido corromperlo, mientras que el otro queda expuesto a las tentaciones en las que Dios ve que va a perecer. ¿Qué razón podremos señalar nosotros a esta diferencia sino la pura voluntad de Dios?” 8 El Tridentino nos enseña la conducta que- debemos seguir frente al misterio de nuestra predestinación: colocar en la ayuda de Dios la más firmísima esperanza. Dios, si no hay fallo por nuestra parte, que ha comenzado en nosotros la buena obra, la llevará a feliz término obrando en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito 9.

En tercer lugar, quien vivió santamente los días de una vida corta, en realidad, por lo que a la vida del espíritu se refiere, ha recorrido una larga carrera que otros no llevan a cabo en largos años, y ha cumplido su misión en este mundo (v. 13-16). La edad es perfecta, dice San Ambrosio, cuando ha sido perfecta la vida 10. Una vez realizado el fin de su vida sobre la tierra, Dios, que se complace en el alma del justo, se apresura a sacarlo de ella, con lo que nunca dejará de serle grato. Los mismos paganos decían que aquel a quien aman los dioses muere joven 11. Las gentes que carecen de la fe en el más allá no comprenden la muerte prematura del justo. Para quienes la vida sobre la tierra es el único bien de que el hombre puede gozar, resulta difícil de comprender la conducta de Dios, que aaranca de esta vida prematuramente al bueno y permite que campee largos años sobre la tierra el impío. San Agustín dice que esta actitud de Dios nos debía hacer pensar que los bienes de la tierra son falsos, porque Dios los da a sus enemigos, y que los bienes del cielo son los verdaderos, porque los reserva para sus elegidos, que son objeto de la benevolencia y misericordia de Dios y de su peculiar protección. Y así el justo que muere prematuramente lleno de virtud, condena al impío que vive muchos años en sus pecados, no con sus palabras, sino con su conducta virtuosa, que contrasta y pone al descubierto sus impiedades, condenación más eficaz que la de las mismas palabras.

Por su parte, los impíos, no comprendiendo los designios de Dios en su actitud para con el justo (v.17), se burlan de él. ¡Se dio a la mortificación de los sentidos y de las pasiones, no gustó los placeres de la vida, y, en premio a su virtud, Dios se lo lleva prematuramente! Fue realmente necio e infeliz. Así piensan ellos, pero el Señor se reirá de quienes así discurren, como ya había afirmado el salmista. Nuestro autor acumula expresiones para describir su desgracia. Ellos, que se ensoberbecían y despreciaban a los justos y humildes, vendrán a ser como cadáveres sin honor; para los judíos, verse privados de honrosa sepultura era la mayor ignominia en que podían incurrir. Serán oprobio sempiterno para sus mismos compañeros de infortunio, por quienes serán continuamente despreciados. Dios los quebrantará, sin que puedan ofrecer la más mínima resistencia, y reducirá al silencio de la humillación y la confusión a quienes blasfemaban de Dios y se burlaban de los justos. Abatirá la soberbia y el poder de quienes confiaban en su prosperidad y riquezas, que serán sumidos en la desolación y el dolor más profundos y más desesperantes al ver que su ruina no tendrá ni remedio ni fin.

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1. Dios es Padre infinitamente bueno y misericordioso. Pero, por desgracia, el hombre, llamado a responderle en la libertad, puede elegir rechazar definitivamente su amor y su perdón, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él. Precisamente esta trágica situación es lo que señala la doctrina cristiana cuando habla de condenación o infierno. Continua leyendo... da clic aquí.

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