A ti, Virgen María, tienda en la cual habitó el Verbo de Dios,
puente que introduce los hombres al cielo, a ti consagramos a toda la humanidad.
A ti consagramos nuestras familias, los niños, los jóvenes, los ancianos, los enfermos, los adultos, los sin techo, los desempleados y todos los que tienen a su cargo el gobierno de los pueblos.
Se tú nuestra madre y nuestra hermana en cada momento de nuestra vida.
María, mujer de corazón, queremos ser como tú, buenos y disponibles, aun cuando nuestro ánimo está abrumado por el peso de la injusticia.
María, mujer de cada casa, concede a nuestras familias la fe y la concordia que reinaba en tu casa de Nazaret.
María, madre atenta y diligente, no permitas que nuestros hijos, trastornados por tantos peligros, sean arrastrados y alejados de Jesús.
María otorga a nuestros sacerdotes esa especial intimidad con el Señor que tenías tú.
María ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
(Beato JUAN PABLO II)
Tu cuerpo es santo y sobremanera glorioso, PIO XII
Dogmas sobre la Virgen María:
LA MATERNIDAD DIVINA
LA INMACULADA CONCEPCIÓN
LA PERPETUA VIRGINIDAD
LA ASUNCION A LOS CIELOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario