Santuario nacional de Maipú
Viernes 3 de abril de 1987
1. Te bendecimos, ¡oh Dios nuestro!, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, porque elegiste a María, desde antes de la creación del
mundo, para ser santa e inmaculada ante Ti por el amor.
En previsión de los méritos de Cristo,
la redimiste y constituiste Madre del mismo Redentor.
Por virtud del Espíritu Santo hiciste de Ella para siempre
templo de tu gloria, una nueva criatura,
primicia de la nueva humanidad.
¡Bendito seas por siempre, Señor!
2. ¡Bendita Tú entre las mujeres, Virgen María,
y bendito el fruto de tu seno, Jesús!
En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad de Dios
y el destino de la criatura humana,
para alabanza de la gloria de su gracia
con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado,
que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.
Tú, la humilde sierva del Señor,
eres el modelo de los discípulos de Cristo
que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre
para la venida de su reino.
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