Llamados a estar con Dios en el Cielo

Solemnidad de todos los santos
1 Jn 3, 1-2
 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce... Somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.

Sab 3:1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos.
A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota.
Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz. 
Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza:
después de una corta prueba recibirán grandes recompensas. Sí, Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él.
Los probó como al oro en el horno donde se funden los metales, y los aceptó como una ofrenda perfecta.
Cuando venga Dios a visitarnos, serán luz, semejantes a la centella que corre por entre la maleza.
Gobernarán naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.
Los que confiaron en él conocerán la verdad, los que fueron fieles en el amor permanecerán junto a él.


Apo 21:1
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar no existe ya.
 Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo.
 Y oí una voz que clamaba desde el trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos;
él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado."
 Y el que está sentado en el trono dijo: "Ahora todo lo hago nuevo". Luego me dijo: "Escribe que estas palabras son ciertas y verdaderas."
 Y añadió: "Ya está hecho; yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed yo le daré de beber gratuitamente del manantial del agua de la vida.
 Esa será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí.

Mat 5:1-12
Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor.
 Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo:
 "Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
 Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
 Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia.
 Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios.
 Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
 Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
 Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias.
 Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes.