Consagración a la Divina Misericordia

¡

Oh, Jesús Misericordioso!.
 Tu Bondad es infinita y los tesoros de Tu Gracia son inagotables.
 Me abandono a Tu Misericordia que sobrepuja todas Tus obras.
 Me consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de Tu Gracia y de Tu amor que brotaron de Tu Corazón traspasado en la Cruz.
 Quiero dar a conocer Tu Misericordia, por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Más, Tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de Tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de Tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella pueda ensalzarla por toda la Eternidad. Amén.

Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita

Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita,
mira como hoy la humanidad entera clama desde el abismo de su miseria a tu misericordia,
a tu compasión, oh Dios; clama con la poderosa voz de la miseria. 
Dios bondadoso, no rechaces las plegarias de los exiliados de esta tierra. 

Oh Señor, bondad inconcebible, 
conoces nuestra miseria hasta el fondo 
y sabes que no podríamos, con nuestras solas fuerzas, elevarnos hasta ti. 
Por eso te suplicamos, 
adelántate con tu gracia y sin cesar aumenta en nosotros tu misericordia, 
a fin de que cumplamos fielmente tu santa voluntad durante toda la vida, 
como también en la hora de nuestra muerte. 

Que el poder infinito de tu misericordia
nos proteja de las asechanzas del enemigo de nuestra salvación, 
para que esperemos confiadamente, como a hijos tuyos, 
tu última venida, cuyo día sólo tú conoces. 
Y nosotros, a pesar de nuestra miseria, 
esperamos recibir todo lo que nos prometió Jesús 
porque él es nuestra esperanza; 
pasamos por su corazón misericordioso como por las puertas abiertas del cielo.

Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa Pequeño diario, § 1570

Letanía de todos los Santos

LETANÍA DE LOS SANTOS / ORACIONES
"Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad...no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad"
Lumen Gentium, 49