Jóvenes seducidos por el diablo: SATANISMO




Este tema se tomó deRoma, Abr 10, 2011 / 10:36 pm (EWTN Noticias/ACI Prensa)

El experto en satanismo, Carlo Climati, denunció que "cada día aumenta el número de jóvenes que se declaran seducidos por el diablo y la magia negra" con la ilusión de vivir una vida sin reglas siguiendo a un "ángel rebelde".

"EL satanismo destruye aquellos valores universales que están escritos en el corazón de cada ser humano"; crea confusión y "una especie de sociedad al revés, donde el bien se vuelve mal y el mal se vuelve bien".

La moda satánica y del esoterismo se extiende por todo el mundo, "por desgracia, la sociedad moderna está con frecuencia dominada por el relativismo moral y esto favorece la difusión del satanismo.

Climati explicó que a menudo, los jóvenes son "víctimas de una soledad terrible, de la incomunicación y de situaciones familiares difíciles", y encuentran en el esoterismo una "solución fácil e inmediata a sus problemas", lo confunden con un juego. "En los últimos años los jóvenes han sufrido una especie de lavado de cerebro que los empuja a no tener miedo del mundo del ocultismo"

Cierta "música rock puede considerarse ‘diabólica’ o anti educativa", y puede resultar "un puente entre el adolescente y el culto al diablo".

El Internet y lo medios de comunicación son a menudo peligrosos para los "jóvenes psicológicamente frágiles", que se divierten practicando "ritos que inventan después de haber navegado en Internet o después de la lectura de cualquier libro esotérico", "por desgracia, a veces, se puede llegar a cometer actos de violencia o asesinato".

--¿Por qué tanto interés por el mundo de lo oculto?

--Climati: El punto de partida es una cierta tendencia al neopaganismo, a menudo disfrazado de modas aparentemente inocuas. Pensemos en lo que está sucediendo, desde hace unos años, en la fecha de la celebración de Halloween. Se multiplican, en las discotecas, las fiestas con temas esotéricos.

Además de bailar, los jóvenes encuentran en el local magos que se ofrecen a leerles el horóscopo o las cartas del Taroc. Y como si no bastara, los quioscos reciben una invasión de revistas para adolescentes, con ideas supersticiosas como el uso de hierbas mágicas, los presuntos poderes de las piedras, la fabricación de amuletos, e incluso la adoración del planeta Tierra, como si fuera una especie de divinidad.

--¿Por qué recurren muchos jóvenes a los ritos mágicos o satánicos?

--Climati: Porque hoy se piensa muchísimo en el cuerpo y poco en el alma. La magia y el satanismo representan la búsqueda de un poder egoísta para ser ejercido sobre los demás, para obtener satisfacciones materiales y seguir los falsos modelos propuestos por algunos medios de comunicación.

Estamos en la era de la apariencia, en la que la cirugía estética, publicitada en los programas televisivos, parece resolver todos los problemas. Quien no se parece a ciertos actores o a ciertas modelos, corre el riesgo de sentirse inferior, limitado. Empieza a mirarse al espejo y a experimentar una sensación de inseguridad.

Los programas televisivos parecen competir en su oferta de testimonios de familias en crisis, padres que se pelean con los hijos, maridos que traicionan a sus mujeres y viceversa, que se insultan y se faltan al respeto públicamente. Este mecanismo produce un gran miedo al otro. Impide a los jóvenes creer en la promesa de amor eterno.

--¿Necesitan los chicos de hoy reencontrar la relación con Dios?

--Climati: Por supuesto. Pero, lamentablemente, se encuentran con muchos obstáculos. Hoy se tiende a crear una sociedad atea, dominada por el relativismo moral.

Los jóvenes corren el riesgo de encontrarse solos en un mundo cada vez más materialista, privado de aquella relación de filiación divina que puede representar un recurso en los momentos de dificultad.

Quien es consciente de que es hijo de Dios nunca puede sentirse abandonado ante los problemas. Por lo tanto, no buscará atajos como el satanismo o las formas de religiosidad neopaganas.

--¿Cómo educar adecuadamente a los jóvenes hoy?

--Climati: Hay que promover una cultura del compromiso, que valore los pequeños esfuerzos de la vida cotidiana. Si queremos conquistar a una chica, no hemos de recurrir al rito mágico o satánico. Regalémosle un bonito ramo de flores, dialoguemos, tratemos de ser amables y sinceros, abrámosle nuestro corazón. En pocas palabras, esforcémonos.

Además es oportuno promover una sana cultura del límite. Educar a los chicos para que comprendan que en la vida no se puede tener todo. Hay que saber aceptar los propios límites. Para ser felices, no es necesario parecerse a las modelos de las fotos.

No hay que imitar a los perfectos, pero irreales, protagonistas de los anuncios publicitarios, ni es necesario tener siempre en el bolsillo el último modelo de teléfono móvil. Es suficiente con ser uno mismo. Esto educará a los jóvenes para que tengan una visión mejor de la vida y también para que acepten eventuales momentos difíciles y de sufrimiento.