Los que buscan a Dios no carecen de nada.
Sabiduría (7, 7-11)
Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la riqueza.
No se puede comparar con la piedra más preciosa, porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena y la plata es como lodo en su presencia.
La tuve en más que la salud y la belleza; la preferí a la luz, porque su resplandor nunca se apaga. Todos los bienes me vinieron con ella; sus manos me trajeron riquezas incontables.
Marcos 10, 17-30
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.» «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»
Hay que pedirle a Dios la sabiduría y la prudencia, que nos libera de los apegos de este mundo, de todo lo que nos esta impidiendo, reconocer a Jesús como Señor.
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