NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día noveno


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

COMO NARRA LA S. BIBLIA LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO?

En el Libro de los Hechos de los Apóstoles, Capítulo segundo, la S. Biblia narra así la venida del Espíritu Santo.
(1) Cuando llegó el día de Pen­tecostés, estaban todos reunidos en el mismo sitio
(2) y de repente vino del cielo un gran ruido semejante a un viento fuerte, que llenó toda la casa donde se encontraban.
(3) Y vieron aparecer lenguas como de fuego, que se dividían y se posaban sobre cada uno de ellos.
(4)Todos fueron colmados del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu Santo les concedía expresarse.
(5)Había entonces en Jerusalén israelitas piadosos, procedentes de todos los pueblos de la tierra.
(6)al oír aquel ruido, se congregó la multitud y quedó asombrada, pues cada uno les oía hablar en su propio idioma.
(7)Atónitos y maravillados, se preguntaban : - Pero cómo ¿no son galileos todos estos que están hablando ? ¿Cómo pues, cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa ?
(12)Estaban, pues, todos atónitos y perplejos, y se decían unos a otros: - ¿Qué podrá ser todo esto?
(13)Pero otros se burlaban di­ciendo: -Han bebido demasiado vino.
(14) Entonces Pedro, se puso de pies con los Once y habló en voz alta: -Hombres de Judea y habitantes todos de Jerusalén, comprended bien esto; prestad atención a mis palabras.
(15) Estos hombres no están embria­gados como suponéis, pues apenas son las nueve de la mañana.
(16)Esto es lo que anunció el profeta Joel:
(17) En los últimos tiempos, dice Dios, derramaré mi Espíritu en los hombres; profetizarán vuestros hijos e hijas.

PRACTICA:
 Haré una visita al Santísimo Sacramento en una Iglesia o daré una ayuda a un pobre.

EJEMPLO:

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO.

Dentro de pocos días seréis bauti­zados con Espíritu Santo (Hechos 1,5).
Ya Jesús había dicho a Nicodemo: "Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios " (Juan 3). Y a San Juan Bautista le dijo la voz del cielo: "Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece en El, éste es el que bautiza en el Espíritu Santo". (S.Juan 1,23).
El bautismo en el Espíritu Santo no es un nuevo sacramento. Pero es una presencia notoria y una acción manifiesta del Espíritu Santo en el alma. Es una experiencia del poder espiritual que El concede.
El bautismo en el Espíritu Santo tiene unos efectos notables: una maravillosa paz interior, una alegría incontenible, un amor espiritual a todos. Una paz que proviene del saber que Cristo está vivo y que está presente en nuestras vidas con su poder; una caridad grande porque sabemos que todos somos hermanos. Una dimensión sobrenatural porque nos convencemos de que somos eternos, y que por tanto no basta con el terrenismo y que hay el peligro de volvernos demasiado socializantes, buscando el paraíso aquí en la tierra, sin cuidarnos del paraíso eterno que es el único que satisface plenamente y no se acaba.
El bautismo en el Espíritu Santo brota espontáneamente de la oración en grupo, del retirarse para oír a Dios. En los Hechos de los Após­toles se narra que ellos lo recibieron después de haberse dedicado a rezar unánimes, o sea en una fraternidad absoluta.
Estaban orando apoyados por la oración de la Virgen María, a quien tanto estimaban todos. Este aconte­cimiento se repite en esta época de una manera extraordinaria. En estos tiempos como en una nueva prima­vera de la Iglesia, son muchas las personas que reciben el bautismo del Espíritu Santo. Basta asistir a un grupo serio de oración y se expe­rimentará. Pero es necesario que los que se reúnen para orar lo hagan "unánimes", es decir: fraternales, llenos de amor, de caridad, sin rencores, sin odios, sin injusticias, sin impurezas.
¿Qué hacer para recibir el bautismo en el Espíritu Santo? Reunimos en pequeños grupos. Leer el Evangelio. Suplicar que venga a nosotros una vida de armonía, pureza y paz con todos. Ver la vida con espíritu sobrenatural y no solo con ideas socializantes porque entonces nos volvemos materialistas, seculari­zados y se nos acaba la fe. No se obtiene el bautismo con Espíritu Santo sin más ni más. Es necesario mucha súplica, frecuentes lecturas bíblicas hechas con humildad y fe (especialmente leer los Hechos de los Apóstoles). Es costoso. Todo lo que vale cuesta. Pero después de que recibimos el Espíritu Santo veremos que hay dentro de nosotros mismos un poder inmenso, un amor que no imaginábamos, un dominio propio que estaba encadenado. Es necesario que oremos mucho, es necesario orar con llanto para borrar nuestros muchos pecados porque en nosotros hay un fuego maravilloso de poder y de amor verdadero que necesita salir a flor de vida. Es necesario clamar "Ven Espíritu Santo".
Hace falta quitarnos el miedo de hablar de Dios, ¿En verdad alguna vez nos atrevemos a hablar a los demás de Jesucristo? Es necesario hacerlo si queremos que El nos envíe el Espíritu Santo.
Cristo es el que bautiza con Espíritu Santo. Es El quien llena nuestros corazones de amor y alabanza a Dios, y de amor y servicio a los demás.
Una evidencia muy vital de que sí se ha recibido el bautismo del Espíritu Santo es que la persona comienza a glorificar a Dios por medio de su vida y de sus labios. Debe haber una "lengua de alaban­zas".
Otra dramática señal de que sí se ha recibido este bautismo es el cambio que se manifiesta en la conversación y en las actitudes.
Ya no se jacta uno de su antigua manera de vivir sino que habla de ella con dolor y vergüenza. Los que antes se enorgullecían de su con­ducta en el pecado ahora son dóciles a las leyes de la moral de la Iglesia, y están dispuestos a llevar una conducta disciplinada. Este cambio puede verse casi inmediatamente en los que reciben el Espíritu Santo. Antes del bautismo eran egocén­tricos. Ahora lo que les interesa es la gloria de Dios y el bien de los demás.
Pero tal vez el cambio más signi­ficativo es el extraordinario fervor que se experimenta.
Personas que antes eran bastante apáticas ahora se vuelven dinámicas, no tienen miedo en anunciar el evangelio, sienten un poder y un fervor que asombra a los demás. El profundo anhelo de la persona que recibe el bautismo del Espíritu Santo es ser como Jesús. Tener un espíritu manso y humilde como El, y alcanzar la victoria sobre el pecado. Deja que el espíritu Santo le demuestre lo malo que ha habido en su vida (por medio de un examen de conciencia serio y humilde) y recuerda con temor que el Espíritu Santo no obstante ser tan paciente, puede ser contristado. Por eso trata de alejar toda falta voluntaria, cumpliendo así el precepto del Apóstol. "No contristéis al Espíritu Santo" (Ef. 4,30).
Son indescriptibles la luz y el gozo que irradian del rostro de quien recibe el Divino Espíritu. La principal bendición de esta experiencia es una "edificación gozosa". Un empleado de electrónica exclamaba: "lo que me admira de los que van a estas reuniones de oración es que parecen todos tan felices, tan radiantes". Y no se trata simplemente de un desborde emocional, es una nueva manera de vivir.
El Espíritu Santo no es una cura­ción mágica. Volveremos a pecar, pero habrá una gran diferencia entre una persona que lo ha recibido y la persona que nunca ha recibido el bautismo del Espíritu Santo. Se hundirá quizá terriblemente en el pecado todavía, (porque hacemos el mal que no queremos -como decía San Pablo) pero tiene una conciencia viva de que está contristando al Espíritu de Dios, y el Divino Espíritu lo perseguirá donde quiera que vaya con sus llamamientos a la con­versión. Será "un eterno perseguido del cielo", y dirá como tantos que ya se convirtieron seriamente: "Tuve que volver al buen camino porque no fui capaz de zafármele al Espíritu Santo que no dejaba de llamarme". El persigue al pecador solamente para liberarlo.

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día octavo



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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu:
  y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

EL MENSAJE DE CUATROCIENTOS OBISPOS:

En PUEBLA se reunieron en 1979 todos los obispos de Latinoamérica y dijeron lo siguiente acerca del Divino Espíritu:

"Jesucristo, así como envió el Espíritu Santo a sus apóstoles el día de Pentecostés, así lo sigue enviando ahora cada día a quienes se dedican a extender su reino (198).

 Estamos seguros de que la renovación de las personas y de la sociedad dependerá en primer lugar de la acción del Espíritu Santo.

El  ese el que hace que el Evangelio logre encarnarse en la historia de cada época (199). Jesús dijo: "El Espíritu Santo, Espíritu de Verdad, os llevará hasta la verdad plena".

 El es el Paráclito que anima a todos los evangelizadores y los asiste para que lleven al pueblo la verdad total sin errores y sin limitaciones (202).

El Espíritu Santo es el que nos hace odiar el pecado (importantísimo en esta época de tanta corrupción y desorientación en la que se ha perdido el pudor y la conciencia que hace evitar el pecado).

 El Divino Espíritu resucita a quienes están muertos por el pecado (203). La Iglesia reconoce con humildad sus muchos pecados pero confía en que por el poder del Espíritu Santo podrá verse libre de ellos (208).

PRACTICA: Pediré perdón al Señor por niis pecados y haré un plan para portarme mejor de hoy en adelante.


EJEMPLO:
LAS MARAVILLOSAS RESPUESTAS DE UN SANTO
San Juan Bosco cuando tenía que dar una respuesta importante se recogía un momento y rezaba al Espíritu Santo, porque recordaba aquella frase de la S. Biblia: "Si alguno desea sabiduría pídala a Dios, que la da muy generosamente a quienes la piden sin dudar" (Sant. 1,5).

Y las respuestas que Don Bosco daba eran admirables. El había aprendido este secreto de su propia madre, Mamá Margarita, mujer analfabeta, que muchísimas veces, después de. invocar al Espíritu Santo, daba unas respuestas preciosas y acertadísimas, a las personas que le consultaban en asuntos espirituales.

El Concilio Vaticano ha llenado las páginas de sus sublimes y actua­lísimas enseñanzas acerca de la vida moderna con continuas menciones del Espíritu Santo.

 Lo menciona el Concilio 258 veces. Mencionémoslo también muchas veces nosotros en nuestras oraciones diciendo: "Ven oh Santo Espíritu" (Pablo VI, 23 de mayo de 1975).

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día séptimo


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

ALGO QUE ERA APRECIADISIMO Y LO OLVIDAMOS:
La Iglesia primitiva no tomaba ninguna gran decisión ni se embarcaba en ninguna tarea de importancia sin invocar el Espíritu Santo. El Divino Paráclito fue la fuente del coraje y del poder cada día para los primeros cristianos. Los Hechos de los Apóstoles son llamados "El Evangelio del Espíritu Santo", porque todo en ese precioso libro se centra en la Tercera Persona de la Sma. Trinidad.
No es que El empezó a actuar en Pentecostés; ya venía actuando desde muchísimo antes, como lo recuerdan los mismos Hechos, cuando dicen que El fue quien iluminó a David (Hechos 1,16) y el que hablaba por boca del Profeta Isaías (Hech. 28.25). Y San Esteban acusaba a los judíos de "oponerse siempre al Espíritu Santo". Pero desde el día de Pentecostés el Divino Espíritu se convirtió en una realidad dominante en toda la vida de la primera Iglesia. El manda a Felipe a que salga al encuentro del Ministro etíope y lo convierta (8). Es El quien ordena a Pedro que vaya a predicar al capitán pagano Cornelio, y lo haga cristiano (10), y el que manda que aparten a Saulo y Bernabé para una misión especial que les tiene preparada. (Hechos 13). Guía las deci­siones del Concilio de Jerusalén (Hechos 15). Envía a Pablo que vaya a evangelizar a Europa (Hechos 16), etc., etc. El Libro de los Hechos hace notar que todos los jefes de la Iglesia primitiva eran hombres llenos de Espíritu Santo. Esteban (7), Bernabé (11), San Pablo (20). Ellos vivían en el Espíritu Santo como en el aire que respiraban. En el Libro Sagrado se hace notar que el valor y la elocuencia de Pedro ante el Sanedrín eran fruto del Espíritu Santo, y que el valor de los primeros cristianos para afrontar situaciones peligrosas, la elocuencia de los primeros discípulos, y la alegría que les acompañaba siempre, independientemente de las circunstancias externas, eran un regalo del Divino Consolador. SI ALGUNA DOCTRINA NECESITA SER DESCUBIERTA Y REDESCUBIERTA ES ESTA: tenemos que avivar nuestra devoción al Espíritu Santo.

PRACTICA Leeré un capítulo del libro "Hechos de los Apóstoles". Está en el Nuevo Testamento o en la S. Biblia.

EJEMPLO:

FORMULA PARA CUANDO LLEGA LA ATRACCIÓN AL MAL
Wilkerson es un hombre que ha logrado sacar a miles de personas del vicio de las drogas y de otros vicios, por medio de una devoción fuerte al Espíritu Santo. El dice así a los que sienten simpatía por lo que está prohibido por Dios: "Cuidado: el enemigo del alma le dirá: "Lo necesita"... es sabroso... le va a satisfacer... no le hará daño... nadie lo sabrá". Pero cuando es demasiado tarde, la víctima se da cuenta de que el pecado lo separa de Dios, y nada le puede suceder a una persona que sea peor que esto. El salmo 65 dice: Si en mi corazón apruebo el mal, el Señor no escucha mi oración". Isaías cuenta una noticia escalofriante: "Vuestras maldades colocan una separación entre vosotros y Dios; vuestros pecados hacen que Dios aleje su rostro para no oír vuestras peticiones" (Isaías 59,2). Qué terrible noticia: Dios no quiere oír lo que le digamos mientras no estemos dispuestos a dejar nuestros pecados. Los pecados lo tienen a usted amarrado de pies y manos? hay una fuerza mayor que los desatará: es el Espíritu Santo. El es el que hace que nos demos cuenta de la fealdad del pecado y que odiemos y tengamos asco a todo lo que ofende a Dios".
Jamás logrará usted dejar su pecado hasta que reconozca que es malo lo que está haciendo. Y es el Espíritu quien le va a decir a usted: "Es malo, es asqueroso, es feo, es contra Dios, hace contristar al Creador, y el Señor odia eso". ES EL PRIMER PASO PARA LA CONVERSIÓN: ver el pecado como Dios lo ve, odiarlo como lo odia Dios.
Hay que matar el mal deseo, porque si el Espíritu Santo nos lleva a odiar el pecado, pero seguimos coqueteando con la ocasión de pecar, y echando combustible a los deseos malos, nos va a pasar como al que se echa al cuello un pequeño orangután y le va dando bananos, y así cada día, y cuando al cabo de unos meses el animal crece y pesa, el hombre trata de quitárselo de sobre la espalda, pero el orangután prefiere estrangular y matar al que lo llevó, antes que alejarse de él. Hay que tener un pavor extraordinario por el pecado: como el que se siente por una culebra cascabel o por un perro rabioso.

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día sexto


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

VOSOTROS SÍ CONOCERÉIS AL ESPÍRITU SANTO PORQUE ESTÁ EN VOSOTROS. (San Juan 14,17)

El Espíritu Santo lo reciben los que lo esperan con oración y con ánimo dispuesto y silencio. El Divino Espíritu nunca tumba las puertas del corazón de nadie. O se le abre espontáneamente o se queda fuera. Espera hasta que lo recibamos con cariño filial. Hay que obrar como lo hicieron los primeros discípulos y como lo hacen tantos cristianos fervorosos en la actualidad: preocuparse por darle una calurosa bienvenida en el alma al Santo Paráclito. Y esto es lo que no hace el mundo, el cual se siente demasiado ocupado en las cosas materiales de esta tierra para dedicarle un rato a los mensajes celestiales y eternos. Que no tengamos que repetir nosotros los versos inmortales de Lope de Vega: Cuántas veces mi ángel me decía: "Alma, asómate ahora a la ventana, Verás con cuánto amor llamar porfía".
Y cuántas, hermosura soberana,
"Mañana le abriremos", respondía.
Para lo mismo responder mañana.
Cuando deseemos que se cumpla en nosotros la bella frase de Jesús: "Vosotros sí conoceréis al Espíritu Santo, porque está con vosotros", dediquemos una parte de nuestro ruidoso y apresurado tiempo para esperar su llegada a nuestra alma: empleemos este tiempo en la oración, en el silencio y en la lectura de las Sagradas Escrituras y de un momento a otro oiremos los pasos del Espíritu que llega, o simplemente haremos el descubrimiento que hizo el poeta cuando exclamó:
"Qué tengo yo, que mi amistad procuras,
Qué interés se te sigue, Dueño mío,
Que a mi puerta, cubierto de rocío,
Pasas las noches del invierno oscuras?

"Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3,20).

PRACTICA: Tendré cada día algunos momentos de silencio para que el Divino Espíritu pueda hablar a mi alma.

EJEMPLO:

POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS TIENEN TAN NOBLES SENTIMIENTOS?

Algunas personas sienten un gran gusto por dedicarse a toda ocupación que se refiere directamente a Dios. En vez de un Señor temible ven en Dios a un Padre Amable. Sienten en el corazón un deseo inmenso de agradarle. Todo les parece poco con tal de tener contento a Dios. Las propias faltas les causan desagrado y tristeza pero nunca les traen desesperación, sino que les llevan a pedir perdón al Señor con confianza, seguras de que se aplacará con nuestra buena voluntad, con nuestras oraciones y obras de caridad, y sobre todo con la intercesión de su Hijo a favor nuestro. Ante cualquier acontecimiento grave dicen: "Es mi Padre que lo permite. Acepto su Santa Voluntad''. Aman a todos los que Dios ama: A María, a los Santos, a las almas del purgatorio, a los sacerdotes, a los pecadores que necesitan conversión. Ven en los demás los reflejos de la bondad de Dios y por eso los aprecian y veneran. Tienen un total abandono en brazos de Dios: saben que siendo Dios nuestro Padre es imposible que nos suceda algo definitivamente malo. Sienten un deseo incontenible de abandonarse en los brazos de la Divina Providencia del Padre Celestial, porque aprendieron que es más excelente rendir culto a Dios como a Padre que como Dueño. Y de dónde les vienen tan grandes cualidades? Es que recibieron del Espíritu Santo el Don de Piedad. (Isabel de la Santísima Trinidad).

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día quinto


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

"YO PEDIRÉ AL PADRE QUE OS DÉ UN PARÁCLITO, UN DEFENSOR QUE ESTÉ SIEMPRE CON VOSOTROS, EL ESPÍRITU DE VERDAD" (Jesucristo S. Juan 14,16)

 Jesús no quiere permitir que ten­gamos que luchar solos en la vida cristiana. Promete que nos enviará un "Paráclito". Y, qué quiere decir la palabra Paráclito? Es una palabra griega que significa: Un Consolador, Un Defensor, un Abogado que se coloca junto a un indefenso y débil para ayudarlo.

En griego, que es el idioma en que fue escrito el Evangelio de San Juan, la palabra Paráclito significa: "una persona a quien se llama en situa­ción de angustia ". Se titulaba tam­bién así a la persona que llegaba al tribunal para dar testimonio en favor de alguien y defenderlo. O el Abogado que se llamaba para tomar la defensa de un acusado cuando éste tenía peligro de recibir una condena grave. Otro significado que se le daba a la palabra Paráclito era la de un Técnico o Experto, o Consultor al cual se recurría para aconsejarse sobre alguna situación muy difícil. En la milicia se llamaba Paráclito a un Especialista en Sicología, al cual se le pedía que viniera a animar, entusiasmar e infundir coraje y alegría a los soldados de un ejército, cuando en una guerra se hallaban muy deprimidos. Por eso en varias biblias se traduce Paráclito por Consolador.

En todos estos significados Pará­clito es un nombre que se le da a una persona a quien se llama para brindar ayuda a seres débiles que tienen problemas o están sumidos en tristezas, dudas o confusiones, y necesitan un guía seguro para supe­rar esa situación. Según este nombre que la Sagrada Escritura le da al Espíritu Santo, El se presenta como alguien que nos ayuda a enfrentar las situaciones difíciles. El es quien nos concede fuerzas y luces para enfrentar los problemas, y para cambiar una vida derrotada en una existencia victoriosa.

De manera que lo que dice Jesús con esta frase que estamos expli­cando es lo siguiente: "Os enco­miendo una tarea dura y os dejo mandatos difíciles. Pero os enviaré a alguien que es un Paráclito, o sea un Defensor, un Guía, un Animador. El os mostrará lo que debéis hacer: os dará luces y fuerzas y os hará capaces de enfrentar cualquier batalla por la santidad".

Es un "regalazo" del Señor. Aleluya. 
PRACTICA: 
Hablaré a alguna persona de la devoción al Espíritu Santo o regalaré alguna oración al Divino Espíritu. 


EJEMPLO: 
SOLUCIONES PRECISAS PARA CASOS EXTRARRAPIDOS:
 A veces se presentan disyuntivas angustiosas. Se exigen soluciones extrarrápidas y la razón no alcanza a formar sus raciocinios. El buen cristiano eleva inmediatamente su corazón a Dios y es entonces cuando se hace presente el Espíritu Santo con sus luces e inspiraciones. No sería esto lo que sucedió a Salomón cuando le presentaron el célebre caso de las dos mujeres que se peleaban por un niño diciendo cada cual que era la madre del infante, y a él se le ocurrió decir que partieran el bebé y le dieran la mitad a cada una... y la que no era la madre aceptó esto, pero la verdadera madre prefirió que le dieran el niño vivo a la otra con lo cual descubrió el rey quién era la propia madre del niño? No es lo que sucedió a Cristo cuando le presentan la pecadora para ver si la condena, y les dice: "El que no tenga pecado que lance la primera piedra", y se fueron todos avergonzados, empezando por los más viejos que eran los más dañados? Claro está que estas inspiraciones del Espíritu Santo no caben a la vez en la mente con el orgullo.

Si nos creemos auto suficientes, infalibles, que no necesitamos de la oración a Dios y de pedir consejo a los demás ni de seguir las instruc­ciones de los superiores, entonces el Señor nos deja que nos guiemos por nuestras solas luces que son bien pocas, y se cumple lo que decía Jesús: "SÍ un ciego guía a otro ciego, los dos caen en el abismo". Que no nos suceda lo que dice la S. Biblia de un rey de Israel: "Porque su corazón se llenó de orgullo, Dios lo abandonó en manos de sus enemigos".

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ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día cuarto


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

EL ESPÍRITU SANTO OS IRÁ RECORDANDO TODO LO QUE YO OS HE DICHO. (S. Juan 14,26)

Una verdad maravillosa proclama Jesús con esta frase suya tan famosa. Nosotros tenemos obligación de pensar y meditar en la vida, pero siempre y en toda ocasión la fórmula infalible para no equivocarnos es esta: Lo que estoy diciendo, pensando o haciendo, estará de acuerdo con lo que ha enseñado Jesucristo? El Padre Miguel Rúa, elevado hace poco al honor de los altares, tuvo que reemplazar a San Juan Bosco en el gobierno de una de las Comunidades religiosas más importantes del mundo. Cuando al P. Rúa se le presentaba un problema difícil, se colocaba frente al retrato del santo fundador y pensaba: "Qué opinaría Don Bosco de este caso"? Algo semejante tenemos que hacer nosotros en muchas circunstancias: detenernos un poco y meditar: "Qué opinaría Cristo a este respecto"? Y para ello es necesario que el Espíritu Santo nos recuerde siempre lo que Jesús nos ha dicho.
Lo que el Divino Espíritu nos va a hacer descubrir no es solo la verdad. Esa ya la enseñó Jesucristo. Lo que nos va enseñar a descubrir es el significado de esas verdades que enseñó el Redentor. Podemos pasar la vista años por sobre una frase de Jesús y no lograr comprender lo que significa. Pero si nos llega una ligera luz del Espíritu Paráclito, encontraremos tesoros increíbles en esas sencillas palabras.
El Espíritu Santo nos protege contra uno de los peores peligros en la vida espiritual que es el olvidar las enseñanzas de Jesús.
Hay un gran bien en que el Divino Paráclito nos recuerde lo que Jesús ha dicho, y es el siguiente: cuando sentimos la inclinación a obrar lo malo, cuando estamos a punto de llevarlo a cabo, si se presenta a nuestra mente una frase de Cristo podremos detenernos y dejar de dar el paso fatal hacia la perdición. (Por eso los antiguos abrían de vez en cuando el Evangelio al azar, donde saliera, y muchas veces encontraban allí la frase que estaban necesitando en ese momento). En los momentos de prueba y de depresión, el que el Espíritu Santo nos recuerde una frase de la Sagrada Escritura, nos puede ser de mayor remedio y animación que si nos hubiéramos tomado un frasco de pastillas contra el nerviosismo. Veamos unos ejemplos. Esta frase de Jesús "Buscad primero el Reino de Dios y su santidad, y todo lo demás se os dará por añadidura" fue la palanca que empujó a San Antonio Claret, al Santo Cura de Ars, a San Benito Cottolengo, a Santa Teresa, a San Ignacio y a millones de santos más a emprender inmensas obras apostólicas con medios humanamente risibles y despreciables. Hace poco un deprimido visitaba la oficina del famoso psiquiatra doctor Blanton. Mientras el gran sabio se preparaba a recetarlo, el paciente leyó sobre una mesa del psiquiatra estas frases de la S. Biblia: "Si Dios está con nosotros, quién podrá contra nosotros? Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Y con una sonrisa llena de entusiasmo exclamó: "Doctor: aquí está el remedio que necesitaba. Por ahora no necesito calmantes. Estas frases eran las que mi espíritu estaba deseando". Y volvió a su casa pleno de paz y alegría. Allí en esos letreros del escritorio lo estaba esperando el Espíritu Santo para recordarle lo que el Señor ha dicho en sus escrituras. Qué gran favor nos hace con esto el Paráclito. ¡En verdad se merece bien ese nombre que significa: Consolador, Animador, Abogado' y Defensor!
En los momentos de prueba el Espíritu Santo quiere presentar a nuestro espíritu aquello que jamás deberíamos haber olvidado: Las enseñanzas de Jesús.

PRACTICA: Leeré una página del S. Evangelio, pidiendo al Espíritu Santo que me ilumine su significado.

EJEMPLO:

LO QUE SUCEDIÓ A UN MÁRTIR DEL SIGLO VEINTE

El más popular mártir mejicano de este siglo fue el Padre Pro, asesinado por los enemigos de la fe. Este santo sacerdote confiaba mucho en el Espíritu Santo, y conseguía con su fe resultados maravillosos en las personas a las que hablaba. Poco antes de ser fusilado por los comunistas, explicando sus grandes éxitos como predicador y catequista decía: "Por mis pocas cualidades y mis pocos estudios, yo en mi predicación y en mis clases de catecismo debía decir "negro" y dije "blanco". Por qué? Siempre me resultaban mis charlas religiosas mejor de lo que podrían resultar por mis solas cualidades y preparación. Por qué? Es que el Espíritu Santo se encargaba de colocar en mis labios las palabras que iban a conmover las almas. Porque el Divino Paráclito es el que convierte pecadores, y cuando uno coloca toda su confianza en El, los resultados son sencillamente asombrosos".

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día tercero


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS: Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

CUALES SON LOS TRES PRODIGIOS QUE EL ESPÍRITU SANTO OBRA EN LAS PERSONAS?

El Papa San Gregorio en nombre de la Iglesia Católica, enseña que el Espíritu Santo obra en las almas de sus devotos tres grandes prodigios:
lo.) LLEGA AL CEREBRO Y LO CONVIERTE EN LUZ:
Osea, ilumina el entendimiento, nos llena de inteligencia para comprender las cosas espirituales. Los apóstoles eran gente ignorante, y cuando recibieron el Espíritu Santo se volvieron tan instruidos que la gente se admiraba al oírlos hablar. Les pasaba como al que está en un templo oscuro: no aprecia sus obras de arte, pero si viene alguien y enciende la luz, ve todas las maravillas que hay allí. Ellos no apreciaban el valor de lo que Jesús enseñaba, pero cuando vino el Espíritu Santo, apreciaron los tesoros que había en las enseñanzas del Señor.
2o.) LLEGA AL CORAZÓN Y LO LLENA DE AMOR VERDADERO:
Los Apóstoles eran duros de corazón. Pedro orgulloso, Santiago y Juan buscaban los primeros puestos y pedían fuego del cielo para los que no los trataban bien... etc. pero después de recibir al Espíritu Santo ya no piensan en su propio egoísmo sino en hacer el bien a los demás.
La característica de los que son asistidos por el Espíritu Santo es un gran amor de Dios y de su prójimo, en su corazón (como la característica de los que no poseen el Santo Espíritu es un egoísmo duro y áspero que no les deja pensar en conseguir gloria para Dios ni en hacerles bien a los demás).
3o.) LLEGA A LA VOLUNTAD Y LA VUELVE MUY FUERTE:
Los Apóstoles eran cobardes: todos huyeron la noche del Jueves Santo, y uno lo negó tres veces. Pero después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, ya no tienen miedo a ninguna persecución, y cuando los llevan ante el Senado para azotarlos van muy contentos por tener el honor de sufrir por el nombre de Jesús.
Este caso se repite varias veces. En las persecuciones se ha visto el caso de jovencitas que huían ante la presencia de cualquier pequeño animal, y una vez recibido el Espíritu Santo en el Sacramento de la Confirmación, ya no tienen miedo ni a las fieras ni a los más atroces martirios.
Cuántos cristianos experimentan hoy día este admirable favor. Antes no eran capaces de resistir a una tentación, ni podían abandonar un vicio o soportar sin quejarse una pena o un fracaso. E hicieron la experiencia de llamar en su apoyo al Espíritu Santo y su victoria no se hizo esperar: ahora miran su nueva vida y exclaman: qué grandes victorias obtiene el que cree en el poder de Dios!

PRACTICA: En los momentos de duda o preocupación pediré al Espíritu Santo que me ilumine lo que debo hacer, decir y evitar.

EJEMPLO:
Santo Domingo de Guzmán: el más grande predicador del siglo trece, lloraba al pensar en la triste suerte de los pobres pecadores. El Espíritu Divino le había hecho comprender lo muchísimo que pierde, quien pierde la amistad con Dios.
San Agustín: una vez que recibió la infusión del Espíritu Santo, adquirió una total repulsión hacia sus faltas antiguas. Algo muy parecido le sucedió a San Juan Vianey.
San Francisco de Sales: consiguió del Espíritu Paráclito la gracia de ver en los otros a Cristo y de tratarlos bien y sacrificarse por ellos como si lo hiciera cada vez por Jesucristo personalmente. Esto le llevó a ser el hombre más amable que ha existido después de Jesús. Una gracia sumamente parecida le concedió el Divino Espíritu a San Vicente de Paul, a San Juan Bosco y a muchos santos más, y nos la puede conceder también a nosotros, pero cuesta: hay que pedirla mucho.
Fray Luis de Granada: cuenta de un santo varón que recibió del Espíritu Santo el don de refrenar la ira, y cuando le preguntaban por qué no trataba mal a nadie respondía: "Es que yo no soy capaz de enfrentarme a Cristo disfrazado de prójimo”.
San Juan de la Cruz: inspirado por el Espíritu Santo, comparaba los bienes de la tierra con los bienes del cielo: "Qué poca cosa son ellos, para que me enamore de ellos, en vez de enamorarme de Dios". Algo pare­cido exclamaba Santa Teresa al ver las joyas de una señora: "Qué poca cosa estima la gente de este mundo, y qué grandes tesoros tiene pre­parado mi Dios para sus amigos en la eternidad". Haciendo eco a esta frase, exclamaba Santa Teresita al oír música de bailes y francachela: "Señor, eso que se oye es el destierro. Allá arriba está la patria. Sueño con tu cielo"!

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice:
Padrenuestro. Avemaria y Gloria.
Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día segundo


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

QUÉ CONDICIONES SE NECESITARAN PARA OBTENER LOS DONES Y GRACIAS DEL ESPÍRITU SANTO?

La Iglesia Católica en 20 siglos de experiencia ha descubierto unos medios muy eficaces para obtener la asistencia del Espíritu Santo en todos los momentos importantes de la vida y son:
a) LA ORACIÓN:
Jesús dijo: "El Padre Celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan". (S.Lucas 15,13)
Millones de personas en todos los tiempos han experimentado el prodigioso valor de la oración cuando necesitan una iluminación de lo alto o una fuerza para su voluntad, o una buena dosis de amor espiritual para su corazón desanimado, etc.
Aquí se cumple la promesa del Señor: "Todo el que pide recibe".

b) LECTURA DE LA S. BIBLIA:
Muchísimas veces el Espíritu Santo habla al alma por medio de la S. Biblia. Esta ha sido el medio ordi­nario que ha usado por siglos y siglos. Es casi imposible leer una página de la S. Biblia con fe y atención, y no recibir en el alma un importante mensaje del Espíritu Divino.
Por eso que el rato más benéfico del día, después del que se dedica a la oración, es el que dedicamos con paz y humildad a leer una página del Libro Sagrado. Dejar un día sin leer algo de la S. Biblia es dejar pasar esas 24 horas sin sintonizar lo que el Espíritu Santo nos quiere comunicar.
c) EVITAR EL PECADO Y TRATAR DE VIVIR EN GRACIA DE DIOS
San Pablo decía: "No contristéis al Espíritu Santo. No sabéis que sois templos del Espíritu Santo? Vais a profanar con el pecado el Templo del Gran Dios?
Cada vez que cometemos un pecado mortal echamos el Espíritu Divino de nuestra alma. Y cómo pretendemos que El obre maravillas en nosotros si le negamos hospedaje en nuestra alma?
Por eso el más grande enemigo de los dones del Espíritu Santo es el pecado mortal aceptado y no odiado.
Hay pecados inesperados, por sorpresa, por momentos de especial debilidad pero que luego se lloran, se odian, se confiesan, y se hace el propósito serio de no cometerlos más.
Estos no impiden por largo tiempo la intervención del Espíritu Santo. Pero esos pecados aceptados tranquilamente, que el alma no quiere expulsar, que no se odian, y cuya ocasión de cometerlos no se evita, esos sí ponen un obstáculo casi irremediable para que el Santo Espíritu de Dios pueda llegar al alma y santificarla.

PRACTICA
EL ESPÍRITU SANTO HABLA EN CADA UNA DE LAS PAGINAS EN LA S. BIBLIA. No dejemos pasar una sola semana de nuestra vida sin leer una página de la S. Biblia. Es el consejo más provechoso para llegar a la santidad.


EJEMPLO:

HE AQUÍ LA EXPERIENCIA DE UNO QUE LOGRÓ SUPERARSE:

"Durante mucho tiempo busqué el secreto de adquirir poder sobre el pecado. He sido acosado terriblemente por la tentación.
Hice todo lo que se me ocurriera pero todo fue en vano. Cada día se hacía más grande la lista de mis maldades. Pensaba que por haber andado 25 años con Dios ya no me sobrevendrían tentaciones insopor­tables; pero me llegaron. Tenía que repetir con el Apóstol: "Miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de pecado?" (Rom. 7). Yo me imaginaba que sólo los cristianos principiantes se enfrentaban a una tentación dificilísima de dominar, y como no las había enfrentado, yo era todavía inmaduro en la fe. Me había olvidado que el enemigo del alma, si uno anda con Dios, hace todo lo posible por ponerle una zancadilla y derribarlo. Y qué salida encontrar? Mi terrible CÍRCULO VICIOSO era: Caer, agonizar de remordimiento, proponer que no caería más, volver a caer enseguida y... repetir una y otra vez el mismo proceso. Todos los días perdiendo batallas que debía ganar. Cada día, cada hora, me oprimía la conciencia del pecado. Pero alabo a Dios porque tiene un medio de liberación para que no vivamos esclavizados por las malas costumbres y por los impulsos de la naturaleza corrompida. LA SOLUCION LA DA CRISTO ENVIÁNDONOS EL ESPÍRITU SANTO. Yo lo he logrado experimentar por mí mismo, he descubierto que la victoria es una persona: el Espíritu Santo, enviado por Nuestro Señor Jesucristo. El es quien vino a destruir las obras de los enemigos de nuestra salvación. Toda nuestra victoria sobre el pecado depende de nuestra fe en la promesa de Jesús: "Cuando venga el Espíritu Santo, recibiréis poder". Yo di el primer paso: aprendí a clamar, y se cumplió en mí lo que dice el bellísimo Salmo 33: "Este pobre clamó a Dios, y Dios lo libró de sus angustias". Es posible que la única solución que le quede a una persona sea un milagro, pero el Dios a quien rezamos es el que obra milagros. Clame usted amigo al Espíritu Santo, que a El nada le cuesta ayudarle. Recuerde lo que dice San Pablo: "Dios tiene poder para darnos muchísimo más de lo que nos atrevemos a pedir o a desear (Efesios 3). Amigo: no trate de vencer solo a Satanás y al mundo y a la carne, porque ellos son-más fuertes que usted. No tiene por qué dedicarse a librar solo sus batallas, dejando al Divino Espíritu como simple espectador. Si el Espíritu santo viene en nuestra ayuda puede ser que nos deje perder batallas, pero jamás perderemos la guerra. Satanás nunca logrará luchar victoriosamente contra el enorme poder de Dios. (P. Jesugel).

ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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NOVENA AL ESPÍRITU SANTO, día primero


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


VEN CREADOR ESPÍRITU
De los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.

Tú que eres gran Consolador
y don altísimo de Dios
Fuente viva, y Amor, y Fuego Ardiente y Espiritual unción.

Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal:
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pérfido enemigo, danos pronto tu paz, siendo tú nuestro guía, toda culpa logremos evitar.

Dénos tu influjo conocer al Padre, dénos, también al Hijo conocer, y en Tí, del Uno y Otro, Santo Espíritu, para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria, con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí, abogado y consuelo del cristiano, por los siglos se rinda de admiración. Amén.

Envía Señor tu espíritu: y serán creadas y renovadas todas las cosas.

OREMOS:
Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo iluminaste los corazones de tus fieles. Concédenos este mismo espíritu para obrar con prudencia y santidad y gozar siempre de sus divinos consuelos. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

CUALES SON LOS SIETE DONES QUE TRAE EL ESPÍRITU SANTO?

El Profeta Isaías anunció que el Espíritu Santo de Dios traerá a quien le es fiel, siete preciosos regalos o dones. (Isaías 11,2).
lo.) DON DE SABIDURÍA
O sea un gusto especial por todo que es espiritual, por todo lo que se refiere a Dios.
2o.) DON DE FORTALEZA
Es una fuerza especial para realizar lo que Dios quiere de nosotros y para resistir con paciencia y valor las contrariedades de la vida.
3o.) DON DE CONSEJO
Hace que en el momento de escoger, escojamos lo que más nos conviene: Inspira lo que se debe hacer y cómo se debe hacer.
4o.) DON DE PIEDAD
Es una especie de afecto filial hacia Dios.
5o.) DON DE ENTENDIMIENTO
Es una facilidad para comprender lo que Dios nos dice por medio de su Palabra en la S. Biblia o por otros medios.
6o.) DON DE CIENCIA
Es una facilidad para distinguir entre lo verdadero y lo falso.
7o.) DON DE TEMOR DE DIOS
Es un temor cariñoso que nos inspira miedo a ofender a Dios, por ser El un Padre tan generoso y lleno de amor hacia nosotros; y también porque sabemos que Dios no dejará ni un solo pecado sin castigo (esta verdad la repite siete veces la S. Biblia).

EJEMPLO:

UNA BELLA EXPERIENCIA DE JUAN PABLO II.

En enero de 1980, Juan Pablo II hablando a un grupo de carismáticos, dijo: Yo desde pequeño aprendí a rezarle al Espíritu Santo.
Cuando tenía 11 años me entristecía porque se me dificultaban mucho las matemáticas. Mi padre me mostró en un librito el Himno "VEN CREADOR ESPÍRITU", y me dijo: "Rézalo y verás que El te ayuda a comprender". Llevo más de 40 años rezando este himno todos los días, y he sabido lo mucho que ayuda el Divino espíritu".

PRÁCTICA: Conseguir para leer el librito "MARAVILLAS DEL ESPÍRITU SANTO" Es bellísimo y hace gran bien. O si no, otro libro que hable del Divino espíritu.


ORACIÓN FINAL

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido;
luz que iluminas las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso en nuestros esfuerzos,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Llega hasta el fondo del alma divina Luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del alma si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía sana el corazón enfermo,
lava las manchas. Infunde calor, de vida en mi hielo.
Doma al Espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su éxito.
Salva al que gusta salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

Según la intención del Sumo Pontífice: Padrenuestro. Avemaria y Gloria.

Por la conversión de los pecadores: Dios te salve Reina y Madre.

Oh Espíritu Santo: Amor del Padre y del Hijo:
Inspíranos siempre lo que debemos hacer y lo que debamos evitar.
Lo que debemos decir y lo que debemos pensar,
para procurar tu gloria y el bien de las almas. Amén

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Fiesta de la Santísima Trinidad


"Apenas hemos celebrado la venida del Espíritu Santo, cantamos la fiesta de la Santísima Trinidad en el Oficio del Domingo que sigue, escribía San Ruperto en el siglo XII, y este lugar está muy bien escogido, porque tan pronto como hubo bajado el Espíritu Santo, comenzó la predicación y la creencia; y, en el bautismo, la fe y confesión en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo."

La devoción a la Santísima Trinidad se inició en el siglo X, y a partir de esta época se fue también difundiendo su fiesta litúrgica, entrando en el calendario romano en 1331. Si bien desde el comienzo del cristianismo la oración litúrgica se ha dirigido al Padre, por mediación del Hijo y en el Espíritu Santo, y el mismo Jesús habló de Dios como una comunión de amor y manifestó el misterio de las tres divinas personas, lo original de esta fiesta es el honrar específicamente a Dios sin tener como motivo un acontecimiento salvífico, ni la memoria de un santo. Se trata de "profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su unidad todopoderosa".

Que es la Santísima Trinidad?

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Existe en la Biblia la palabra TRINIDAD? / LA SANTÍSIMA TRINIDAD / DOGMA

La TRINIDAD es la doctrina de la Iglesia Católica según la cual en el único Dios hay tres personas.

253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804).

254 Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único pero no solitario" (Fides Damasi: DS 71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina.

En la Biblia, ¿existe la palabra Trinidad?

No. En la Biblia no existe la palabra Trinidad, sino la doctrina de tres personas en el único Dios. Para indicar esta verdad, se inventó la palabra Trinidad.

¿Dónde en la Biblia se habla de tres personas en el único Dios?

En muchísimas partes. Veamos:
- Bautismo de Jesús
En cuanto salió del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba sobre él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco» (Mc 1, 10-11).
Aquí encontramos al mismo tiempo la presencia de las tres personas de la Santísima Trinidad: Jesús, que es el Hijo amado, el Espíritu Santo en forma de paloma y el Padre, que habla.
-    Misión de los 72 discípulos
En aquel momento Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo y dijo: "Yo te bendigo, Padre...» (Lc 10, 21). Otra vez encontramos al mismo tiempo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
-    Predicación apostólica Dios resucitó a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos. Y exaltado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido (Hech 2, 32-33).
Dios Padre resucita a Jesús y le entrega el Espíritu Santo para que lo derrame sobre los creyentes.
-    Fórmula bautismal
Vayan y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 19).
Esta formula bautismal representa la conclusión de la experiencia y reflexión de los primeros cristianos acerca del misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo: un solo Dios en tres personas. Un proceso vivido y aceptado por la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, y sancionado por la autoridad de un libro canónico.
-    En los escritos apostólicos
Estas formulaciones se encuentran ya en los escritos apostólicos, como este saludo recogido en la liturgia eucarística: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (2 Co 13,13; cf. 1 Co 12,4-6; Ef 4,4-6).

Profundice este tema en el catecismo             

LUZ, RESPLANDOR Y GRACIA EN LA TRINIDAD Y POR LA TRINIDAD

Oración a la SANTÍSIMA TRINIDAD

  

Fiesta de Pentecostés, Hch 2, 1-11

PENTECOSTÉS, FIESTA DEL ESPÍRITU SANTO.
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.

Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:

-« ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»

La fiesta de PENTECOSTÉS se celebra 50 días después de la Resurrección del Señor. Con esta fiesta se da por terminado el tiempo de PASCUA.

Pentecostés es la celebración de la venida del Espíritu Santo y la continuación del tiempo litúrgico llamado ORDINARIO.

Pentecostés es la fiesta del Espíritu Santo y es la más importante después de la Pascua y la Navidad.

A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34:22), que en sus orígenes tenía carácter agrícola. Se trataba de la festividad de la recolección, día de regocijo y de acción de gracias (Ex 23:16), en que se ofrecían las primicias de lo producido por la tierra.

Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo:
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.

Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

El sentido de la muerte cristiana

QUE SENTIDO TIENE LA  MUERTE EN CRISTO?

"Deseo partir y estar con Cristo" (Flp 1, 23)


EL CATECISMO DE LA IGLESIA ENSEÑA:

Tiene un sentido provechoso
1010 Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. "Para mí, la vida es Cristo y morir una ganancia" (Flp 1, 21). "Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él" (2 Tm 2, 11). La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el Bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente "muerto con Cristo", para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma este "morir con Cristo" y perfecciona así nuestra incorporación a El en su acto redentor:

Para mí es mejor morir en Cristo Jesús que reinar de un extremo a otro de la tierra. Lo busco a El, que ha muerto por nosotros; lo quiero a El, que ha resucitado por nosotros. Mi parto se aproxima ...Dejadme recibir la luz pura; cuando yo llegue allí, seré un hombre (San Ignacio de Antioquía, Rom. 6, 1-2).

"Deseo partir y estar con Cristo"
1011 En la muerte Dios llama al hombre hacia Sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo: "Deseo partir y estar con Cristo" (Flp 1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de Cristo (cf. Lc 23, 46):

Mi deseo terreno ha desaparecido; ... hay en mí un agua viva que murmura y que dice desde dentro de mí "Ven al Padre" (San Ignacio de Antioquía, Rom. 7, 2).

Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir (Santa Teresa de Jesús, vida 1).
Yo no muero, entro en la vida (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).

1012 La visión cristiana de la muerte (cf. 1 Ts 4, 13-14) se expresa de modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia:
La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.(MR, Prefacio de difuntos).

"Se muere una sola vez", no hay reencarnación
1013 La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin "el único curso de nuestra vida terrena" (LG 48), ya no volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los hombres mueran una sola vez" (Hb 9, 27). No hay "reencarnación" después de la muerte.

Estas preparado para la hora de la muerte?

1014 La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte ("De la muerte repentina e imprevista, líbranos Señor": antiguas Letanías de los santos), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros "en la hora de nuestra muerte" (Ave María), y a confiarnos a San José, Patrono de la buena muerte:

Habrías de ordenarte en toda cosa como si luego hubieses de morir. Si tuvieses buena conciencia no temerías mucho la muerte. Mejor sería huir de los pecados que de la muerte. Si hoy no estás aparejado, ¿cómo lo estarás mañana? (Imitación de Cristo 1, 23, 1).

Y por la hermana muerte, ¡loado mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
(San Francisco de Asís, cant.)